La mineralogía de las arenas
refleja la mineralogía del material original (roca o sedimento) del que
procede el suelo.
En las arenas predominan los minerales heredados (más o menos transformados del material original). Estos minerales han sido de utilidad en estudios de génesis de suelos en relación a las siguientes directrices:
Ampliación de los conocimientos de la roca madre
Discontinuidades litológicas y paleosuelos enterrados
Procedencia de los minerales, desarrollo y naturaleza de las alteraciones
Grado de evolución del suelo e índices de alteración de los horizontes
Ampliación de los conocimientos de la roca madre
La mineralogía de las arenas
refleja la mineralogía del material original (roca o sedimento) del que
procede el suelo.
Esta relación se materializa en una serie de aspectos, por ejemplo:
Granos poliminerales conservando
directamente la mineralogía y la microestructura de la roca.
Granos monominerales indicadores
de un determinado origen petrológico. Por ejemplo granos de cuarzo con
rasgos de orígenes precisos (KRYNINE, 1946):
Minerales que en la roca madre pasarían
desapercibidos al encontrarse en muy escasas cantidades y que en el suelo se
concentran en esta fracción. Este es el caso de la mayoría de
los minerales pesados: hematites, goethita, maghemita, turmalina, granate, andalucita,
distena y estaurolita.
Finalmente, creemos interesante recordar que la contribución de las arenas gruesas al conocimiento del material original puede ser de gran interés en aquellos casos en que existan determinadas limitaciones en el acceso directo al material original, como puede ser el caso de suelos muy profundos (por ejemplo, suelos muy evolucionados, suelos con horizontes cálcicos de gran espesor...) o al contrario suelos formados sobre depósitos delgados superficiales con todos sus horizontes intensamente edafizados y por tanto sin que se conserven los rasgos primitivos del material original.