Reconocimiento del proceso iluvial

 

La iluviación es un proceso complejo que no es fácil de estudiar y frecuentemente presenta dificultades para su reconocimiento.

Dado que es un proceso ampliamente representado en los suelos (especialmente en los de climas con periodos muy secos y períodos muy húmedos alternantes) ha sido muy estudiado y existe un amplio abanico de técnicas para su caracterización.

Técnicas de campo

La translocación de las partículas de arcilla de un punto a otro, produce importantes efectos en el suelo, que podemos considerar a nivel macroscópico y microscópico.

Su manifestación macromorfológica más significativa es la producción de un fuerte cambio textural en el perfil. El arrastre de las partículas de arcilla de los horizontes superficiales y su acumulación de una determinada profundidad, origina cambios visibles de coloración, textura. estructura y consistencia.

Así un perfil en el que la iluviación de arcilla ha sido muy intensa muestra una secuencia típica de horizontes A, E y Bt. El horizonte eluvial E se presenta decolorado a veces de color blanco neto de textura arenosa y estructuras poco desarrolladas, con escasas grietas, de tipo particular o masiva, a veces laminar. Por el contrario, el horizonte iluvial, presenta coloración parda o roja. de altos cromas, su textura es arcillosa y presenta un fuerte desarrollo de la estructura, con amplias y numerosas grietas, de tipo en bloques angulares gruesos o prismática. Pero desgraciadamente, muy frecuentemente el perfil de un suelo iluvial no es tan demostrativo y es muy normal que el suelo carezca de horizonte E, bien porque no haya sido la iluviación de arcilla lo suficientemente intensa como para diferenciar al horizonte E del horizonte A, o porque al ser un horizonte superficial y de estructura poco desarrollada tiene gran tendencia a erosionarse o muy, frecuentemente, debido simplemente a su mezcla con los horizontes adyacentes por la acción del arado.

En todos estos casos es imprescindible observar detenidamente como esta localizada la arcilla en el horizonte B y buscar con una lupa la posible presencia de películas de arcilla en las paredes de los poros y en la superficie de los agregados.

La existencia de estos cutanes pueden demostrar por si misma el desarrollo del proceso iluvial, siempre que tengan el suficiente espesor para poner de manifiesto rasgos morfológicos propios, como sería una diferente coloración al resto de la matriz edáfica o presentar su superficie satinada con los granos de arena recubiertos por la película de arcilla. En ocasiones es posible observar la presencia de laminaciones internas o la existencia de un borde nítido que los diferencie claramente del resto del material edáfico circundante. También su localización sobre la superficie de los agregados o recubriendo las paredes de los macroporos son rasgos de gran valor diagnóstico para poder diferenciarlos de sus grandes enemigos en el campo como son los cutanes de presión.

 

Análisis granulométrico

El análisis granulométrico detallado de la fracción arcilla se basa en el hecho de que cuanto más pequeño sea el tamaño de la arcilla, más facilidad presentará para movilizarse. Por ello, la razón arcilla fina a arcilla total puede ser utilizada como criterio diagnóstico, ya que es de esperar que esta razón alcance valores más altos en los horizontes Bt que en los horizontes eluviales.

De cualquier forma, este método no es determinante por sí mismo dado que, como ya hemos indicado anteriormente, en las condiciones edáficas los minerales de neoformación tienden a cristalizar bajo tamaños de granos muy pequeños.

 

Micromorfología

La micromorfología representa la mejor técnica para el reconocimiento y estudio del proceso de iluviación de arcilla.

Identificación de rasgos iluviales

En general, no siempre resulta fácil juzgar si un determinado dominio de arcilla orientada es iluvial o no, pero quizás sea el microscopio la herramienta principal en la identificación de la transformación de arcilla.

Las características por las cuales se reconoce el origen iluvial de la arcilla en lámina delgada son: continuidad óptica, fuerte orientación preferida, intenso color de interferencia, existencia de laminaciones, contraste textural con la matriz adyacente, límite abrupto con el material circundante (tanto en nicoles paralelos como cruzados), color natural propio, y localizados recubriendo las paredes de los macroporos o las superficies de los agregados.

Dependiendo de como se manifiesten estos rasgos y como contraste la acumulación de arcilla iluvial del resto del horizonte su reconocimiento puede resultar desde obvio a muy problemático.

 

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